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Tratado de la introversión de un extrovertido
lunes, 31 de julio de 2006
Todos tenemos dragones contra los que pelear pero no todos nos atrevemos a plantárles cara. Te entiendo, a veces es agotador intentar respirar y ver que, simplemente, te hundes más y más. La vida no solamente es injusta, sino que muchas veces tiene un sentido del humor muy peculiar. No obstante, ante los problemas sólo se puede vivir -o mejor dicho, sobrevivir- atemorizado, o bien intentar plantarles cara. De algo así trata la leyenda de San Jorge y el dragón.

Me encanta la mitología, las leyendas y las fábulas, creo que ya lo has podido intuir. Me gustan porque me permiten soñar y evadirme de lo que la televisión me hace llegar a la retina cada día: muerte, odio, pobreza,... Prefiero tener mis cinco minutos al día en los que sueño despierto que soy un caballero y que, a pesar de las penalidades, venceré a la bestia para que, finalmente, el bien prevalezca sobre el mal, que es como debe ser.

Y sí, aún con veinticinco años creo en las hadas y elfos, y no sólo no me avergüenzo de ello sino que creo fervientemente que cualquier persona que no se permita unas gotitas de fantasía enloquecerá en este mundo tan racional, tan de hormigón y cristal. El tiempo me dará la razón.
 
posted by Sam at 11:47 a. m. | 0 comments
domingo, 23 de julio de 2006
No ignores las cosas pequeñas, pues a menudo son las que hacen que los grandes acontecimientos sucedan. Y es que la vida está llena de detalles, qué te voy a contar. Esas playas paradisiacas de las postales se originan por la acumulación de un grano de arena tras otro. Las nubes que pueden alcanzar miles de metros de altura se generan gotita tras gotita de agua, y sin embargo dependemos de todas y cada una de ellas para vivir. El reloj se mueve porque hay pequeños engranajes que, unidos unos con otros, hacen que toda la maquinaria se ponga en movimiento -¿te imaginas que ningún reloj funcionase?-. Y así cientos de ejemplos que demuestran que la unión hace a fuerza y que la falta de tan solo uno de los elementos hace que toda la estructura sea inútil.

Más ejemplos, los perfumes más exquisitos vienen en frasco pequeño, ¿te imaginas un channel nº5 en un bote de plástico de litro estilo nenuco? !pero si hasta los animales más venenosos del planeta son diminutos comparados con su letal poder!

Por eso no me cabe duda, el corazón de una persona no se gana -o se pierde- con grandes acciones, sino con esos pequeños detalles: una caricia o un beso a destiempo tienen tanto poder, aunque en sentido inverso, como un abrazo en el momento justo, ni antes ni después.

Ahí está el reto, ¿verdad?, en averiguar qué es lo que necesita la persona a la que amas en cada momento, incluso cuando el amor no es correspondido.
 
posted by Sam at 3:45 p. m. | 0 comments
jueves, 20 de julio de 2006

Otra vez comiendo polvo, postrado en el suelo mirando hacia la enorme masa blanca que, imponente, se burla de mí. Mi lanza está rota, mi caballo ha huído, y aquí estoy yo con mi vieja armadura agotado, dudando si levantarme y desenvainar mi herrumbrosa espada o, por el contrario, tumbarme a mirar las nubes pasar contrastando contra el cielo azul y dormir, sólo dormir....

Pero no, otra vez esa voz me dice que tengo que levantarme, que no hay molino de viento que se mantenga en pie eternamente, que vuelva a la carga con todas mis fuerzas -las que me quedan, al menos- hasta ver a mi enemigo reducido a escombros.

Mis conocidos no me comprenden; algunos me admiran por mi tesón y constancia, otros me evitan como se evita al que se sabe que caerá, tarde o temprano, en desgracia. La vida no deja de parecerse a las antiguas cortes francesas, llenas de intrigas y traiciones, en las que todos eran tus amigos hasta que perdías la gracia del monarca de turno. A partir de ahí, ni pena ni gloria, sólo ostracismo. Y algunos murmuran, como diciendo "mira a ese loco".

Eso es, primero rota sobre tu cuerpo para apoyar una mano, luego hinca la rodilla para finalmente erguirte, una vez más. Y de nuevo te encuentras solo, entre el enemigo común de todos los que te miran apostando si fallarás o lo lograrás para que, ocurra lo que ocurra finalmente, repartirse los harapos que queden del vencido, sin importar quién sea.

Pero mientras coges impulso piensas que todo eso te da igual: una vez más cargas, sabiendo que una vez más caerás. Y la voz sigue animándote.
 
posted by Sam at 2:37 a. m. | 0 comments
domingo, 16 de julio de 2006
Tic .... tac .... tic .... tac

Mierda, otra vez estoy despierto. ¿Cuántas van esta noche? ¿seis, siete veces?

Tic .... tac .... tic .... tac

Abro los ojos. No hay ningún ruido, salvo la manecilla del segundero del despertador; bueno, y en todo caso este calor y las sábanas revueltas alrededor de mis pies. Tengo sed, voy a beber algo de agua. ¿He estado soñando? ¿hace cuánto que no sueño? Bueno, da igual, roto sobre mí mismo y cambio de lado de la cama. Y cierro los ojos.

Tic .... tac .... tic .... tac

No, no es de día, aún no hay claridad. ¿Qué me genera esta ansiedad entonces? No lo sé, pero siempre es lo mismo, ¿recuerdas la última vez que dormiste del tirón toda la noche? uf, creo que fue aquel día que llegamos de hacer escalada por la nieve, tendría catorce, igual quince años, si no dormí doce horas no me acosté. Sí, se me escapa una sonrisa de pensarlo, como aquel día del trineo en que volcamos y caí sobre unos matorrales y me arañé la cara: el tigre me llamaban, con sorna, por los supuestos bigotes. Ag, duérmete Iván, deja de divagar, esto no te conduce a nada y mañana sabes que el despertador no perdona.

Tic .... tac .... tic .... tac

Lo peor de los pensamientos recurrentes es que son eso, recurrentes, y aquí estoy yo con una obsesión que no logro ubicar y sin poder pegar ojo desde hace un buen rato. Bueno, total son las seis de la mañana, dentro de media hora sonará el reloj, no ha estado mal, hoy he dormido cinco horas y me he despertado siete veces entre medias. Jajaja, sí, es verdad, al final tendré que hacerme monje tibetano para buscar la paz interior. Ya te vale macho, menudas horas para jugar al club de la comedia, estás completamente loco.

Tic .... tac .... tic .... tac

Vale, decidido, mañana tengo que ponerme al día con esos temas y repasar aquellos informes, seguro que me he dejado algo suelto. ¿Mañana? mañana es hoy, total, no puedo dormir, así que me pondré ahora a ello. Así mañana me lo habré quitado del medio y podré dormir mejor, aunque no sé a quién pretendo engañar, eso no ocurrirá.

Riiiiiiiiingggggggg !!!!!

Otro día más. Qué cansado me encuentro hoy...
 
posted by Sam at 4:07 a. m. | 0 comments
sábado, 15 de julio de 2006


Sí, sé que teníamos un trato y no es que no me parezca justo, ni mucho menos, pero quisiera plantearte un cambio. Sabes que soy así, que nunca sé lo que quiero y me embarco en aventuras que luego no tienen vuelta atrás. Sabes que siempre te he estado agradecido porque en lo profesional siempre me has ayudado y has hecho que logre lo que siempre he querido, por supuesto poniendo de mi parte, qué menos.

Sin embargo necesito que me ayudes de nuevo, y otra vez es la última vez. No me gusta cómo se está poniendo esto, cada vez el mundo está más descontrolado. No quiero matar por política, ni quiero morir por ella. No quiero medallas a título póstumo porque vale más la sangre con la que se ha fabricado que el trozo de hojalata. No he venido aquí a pelear por un país ni un trozo de tela, sino a luchar porque mis amigos y familiares puedan crecer libres, sin tener que temer por sus vidas, pero esto no es lo que yo he venido a hacer, los dos sabemos que tengo demasiado potencial como para conformarme con esto.

Por eso te pido por favor que me ayudes a conseguirlo sólo una vez más. No es la cuestión económica, sino también la personal. Me ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar aquí, lo sabes tan bien como yo, pero ahora estoy dispuesto a darte más sangre, más sudor y, por supuesto, más lágrimas para dar un paso más, el último paso. Y así no me jugaré la vida cada vez que vaya a trabajar. Y de esta forma podré establecerme en un sitio de una vez, podré tener la posibilidad de volver a casa en un futuro, de concentrarme en lo personal de una vez por todas.

Así que ayúdame sólo una vez más. Por favor.
 
posted by Sam at 9:51 p. m. | 0 comments
lunes, 10 de julio de 2006
Hoy, justo cuando tú me pides más, yo te necesito menos. Intento hacerte ver que necesito mi cuota de libertad, mi tiempo para mí. No, no vale que sólo nos veamos -algunos- fines de semana, ya sabes que estoy atrevesando una crisis familiar, una crisis de personalidad, una crisis en lo profesional y una crisis social. También sabes lo que necesito estar tranquilo en mi tiempo libre fuera de esa ciudad impersonal.

Tú eres mi solución y, a la vez, parte del problema, y eso lo complica todo aún más. Hay días que me levanto pensando qué suerte tengo de que estés ahí viendo como está el panorama. Otros días veo las relaciones que empiezan y me pregunto si no tendré derecho yo también a disfrutar de esa ilusión, de esas ganas de que las manecillas del reloj marquen la hora en que hemos quedado, de pasarme horas delante del espejo arreglándome para luego decirte que me he vestido a carreras en cinco minutos,...

Veo a J. y R. y a A. y M. empezando a conocerse, todo es sorpresa, todo es emoción y hay ganas de superar las distancias. Incluso han cometido el error de olvidarse de los buenos amigos. Nosotros, sin embargo, estamos en mitad de una pradera sin límite, da igual que caminemos a un lado u otro porque todo es siempre lo mismo, una extensión verde.

Ni yo soy lo mejor que puedes lograr ni tú eres lo mejor que puedo tener y esa sensación cada vez late más fuerte en mi corazón. Esto no es nuevo, llevo años pensando si no estaré hipotecando mis mejores momentos. No, no me imagino compartiendo contigo el resto de mi vida, no lo quiero porque, en realidad, somos diametralmente opuestos y creo que me merezco algo diferente, porque no quiero decir mejor, porque tú eres una gran persona pero no eres 'esa gran persona' que busco.

Fíjate cómo han girado las tornas: has conseguido que, dada tu enorme dependencia por mí, me sienta culpable cuando hago algo sin contar contigo. Hace años que no amplío mi círculo de amistades y mírame aquí, con mis cinco amigos de siempre haciendo las cosas de siempre y consumiéndose mi vitalidad como una vela que alguien se ha olvidado encendida durante toda la noche. Y, sin embargo, eres tú la que me necesitas.

Quiero no tener que darle explicaciones a nadie si un viernes llego a casa y me llaman para irme de acampada, salida dentro de media hora, y desaparecer durante un fin de semana.

Quiero volver a ser tan popular como lo era a los dieciocho, salir por la calle y pasarme la noche saludando conocidos, de los antiguos y de los nuevos.

Quiero superar esta crisis personal para centrarme en lo profesional, y viceversa.

Dices que soy algo egoísta a pesar de lo que llevo sufriendo para que lo nuestro, por no decir lo tuyo, funcione. Para que no sufras más en esta vida que tan mal te ha tratado. Para no ser yo también, la persona en la que más confías y te apoyas, una causa más de sufrimiento. Claro, que tú no sabes todo esto que siento y, lógicamente, crees que soy un egocéntrico, lo que duele aún más.

No, siento contradecirte pero no soy egoísta, aunque quizá sí que soy un cobarde porque todo esto es lo que nunca me atreveré a decirte.
 
posted by Sam at 9:11 p. m. | 0 comments
sábado, 8 de julio de 2006

Cuando uno escribe para los demás corre el riesgo de alterar su estilo para adaptarlo a lo que cree que su público espera, quiere o prefiere. En ese momento, la libertad del autor y la originalidad de su estilo se pierden, puesto que queda condicionado de manera hipotética por una readaptación literaria que ni siquiera es solicitada: se busca agradar.

Esto le pasa a muchos escritores, que sacan un buen libro y, de repente, cambian un estilo intimista por otro más comercial. Bueno, pues te confieso que yo también he estado tentado, en ocasiones, a cambiar mi estilo para adaptarlo a la demanda, sin tener en cuenta que la demanda se generó a partir de mi estilo original y que, toda modificación del mismo, no será bien acogida por ti, que eres el que asume el rol de crítica literaria.

Este no es mi primer espacio, llevo varios años publicando aquí y allá, con mayor o menor fortuna. La gente mucha veces me pregunta ¿cómo cuentas tus sentimientos en un lugar que cualquiera puede leer?. Yo estoy cansado de que todos tengamos que ser máquinas: frío acero, impasibles e inagotables. Lo que nos hace humanos son los sentimientos, por eso no reniego de ellos. Si tengo que llorar, lloro. Si un chiste me hace gracia, me río a carcajadas, porque no comprendo por qué debería comedirme si me ha parecido gracioso. Aunque sólo lo haya entendido yo.

Siempre he utilizado un estilo intimista, pero cuando mis anteriores bitácoras comenzaban a volverse en cierta medida famosas y recibía visitas de más de doscientas personas diferentes cada día siempre acababa condicionando mis artículos a lo que suponía que agradaría más por lo que deducía de los comentarios que me iban dejando.

Bien, esto no va a ocurrir aquí, puesto que parto de cero y nadie de mi anterior etapa conoce esta web. Ya te aviso, nunca tengo ánimo de engañarte. Un día te pareceré encantador y, al día siguiente, un animal asocial, pero podrás saber algo seguro, algo que nadie más creo que te garantice, y es que estoy siendo sincero.

Hoy en día eso no es poco, ¿no crees?

 
posted by Sam at 1:44 p. m. | 0 comments
domingo, 2 de julio de 2006
... cuando los hombres buenos dejan de actuar; más bien deberían decir que el mal prevalece.

Desde luego una joya la nueva película de Nicolas Cage, "El señor de la guerra". ¿Cómo podemos definir estas casi dos horas de cinta? no lo sé, se encuentra a medio camino entre el documental y la acción, entre el cine político y el drama.

En ocasiones se puede hacer algo lenta, sobre todo para los que -como yo- se esperaban una película de acción. Sin embargo, no me ha desencantado, ni mucho menos, creo que es un argumento fresco en la industria cinematográfica con un Nicolas Cage que sigue siendo la antítesis de Richard Gere y por eso, sólo por eso, sus películas me gustan tanto: no se trata del típico guaperas seductor, sino de una persona corriente que puede interpretar a personas corrientes, lo que incrementa el abanico de personajes que puede asimilar con éxito.

La trama es simple, todo lo simple que puede llegar a ser dadas las circunstancias: una familia exiliada de Ucrania se establece en los USA de los sesenta y malvive, hasta que uno de sus hijos -Cage- decide comenzar un lucrativo negocio de venta de armas, primero como minorista y, luego, al por mayor. Y hasta ahí puedo leer, porque aunque me guste hacer crítica de cine no suelo desvelar argumentos ni finales. Eso sí, lo que algunos ya sabíamos a otros se les hace ver con una enseñanza moral al final de la película.

Y, lo mejor -aunque más bien debería decirte lo peor-, es que está basada en hechos reales. De hecho ahora mismo está ocurriendo en algún lugar del mundo.

 
posted by Sam at 3:31 p. m. | 0 comments