Una de las ciudades que me han decepcionado más ha sido Venecia. Siempre en mente a Giacomo Casanova saltando de buhardilla en buhardilla de una lujosa ciudad con románticos canales y gondoleros cantando el O sole mio. Famosa por sus carnavales, entre otras cosas, Venecia me resultó ser una ciudad aburrida, más bien sucia (tanto los callejones como los canales) y decepcionante en cuanto a sus taaaaan famosos carnavales. Cierto es que yo llevaba en mente la concepción del carnaval canario o brasileño, pero es que aquello era una especie de carnaval VIP: sólo se disfrazaban unos pocos muy contados, eso sí, con unos trajes espectacularmente trabajados, pero sin esa cercanía del pueblo que se siente en esa fiesta celebrada en otros lugares. En resumen, era una fiesta para unos pocos.
Siempre que quiero hablar de la gente dual pienso en Venecia, en sus trajes elegantes, en sus máscaras. Gente dual es como defino a aquell@s que dicen una cosa y piensan otra, o viceversa. Me resulta cuando menos inquietante conocer a gente a la que se le llena la boca con buenas palabras y, no mucho más tarde, te das cuenta de que su nivel de compromiso con los demás es escaso. Bueno, es escaso cuando no se trata de especímenes tremendamente egoístas, que los hay.
Sí, sin duda, Venecia es un buen ejemplo de aquellos que viven para la imagen, que les importa más el que dirán los demás que el concepto que tengan de sí mismos, gente sin personalidad, extremo este totalmente diferente y disociado del nivel cultural, aunque parezca que no. Ell@s con sus máscaras sonrientes, bailando al son vertiginoso de la música, risas falsas (me viene a la mente la supuesta risa de Mozart), todo fachada. Exactamente como Venecia, todo fachada, pero cuando uno investiga un poquito se encuentra con que, sin duda, hay lugares en Italia y en resto del mundo que merecerían mucha más fama. Al igual que hay personas que se merecerían mucho menos reconocimiento, pues no han conseguido por sí mismos nada más que lo que la Naturaleza -o algún bobalicón con el cerebro en la entrepierna- les ha dado.
Lo siento, Giacomo, no es nada personal