Cuando uno acepta que su vida se basará en el servicio a los demás todo se vuelve rutinariamente satisfactorio. Sin embargo, no negaré que hace tiempo que siento la necesidad de recuperar la ilusión en mi vida lineal, y me viene a la cabeza aquel escrito del ilusionista que hice hace tantos meses. Puedo resumir diciendo que he vivido más en medio mes que en el último lustro.
Es cierto que no puedo decir que soy plenamente feliz, creo que en una personalidad como la mía eso es realmente complicado, por no decir imposible, puesto que la autoexigencia no me permitirá jamás caer en la autocomplacencia. A pesar de ello, sumo momentos de felicidad que creía olvidados, momentos de horas que se convierten en segundos porq son un disfrute constante, tanto en mi vida laboral como en mi vida personal, y creo que ahora mismo puedo decir que estoy contento. Podéis estar seguros de que eso es mucho decir. No quiero decir que no tenga problemas, como todo hijo de vecino tengo mis propias cruces sobre mis hombros, pero me siento aliviado de esa carga.
Ahora mi vida se sigue basando en el servicio a los demás, pero no sólo me quedo con las grandes causas (muchas veces perdidas), sino también con aquellas pequeñas que son las que, como siempre, marcan la diferencia.
Para servirte.