Conozco a varios ateos, gente que no cree en ningún poder, llámalo si quieres divino, o llámalo superior. Respeto su creencia, pero internamente creo que es un absurdo. Sí, porque en realidad están creyendo algo, produciéndose una paradoja: creen que no creen. Puede sonar retorcido, pero la realidad es que no se puede negar la existencia de un poder superior sin creer en él, porque la negación requiere una existencia positiva como contraprestación. No tiene sentido hablar de algo que no existe, porque al hacerlo provocamos que ese algo pase al plano de lo existente.
Nadie me ha relatado jamás un caso de alguna persona cercana a la muerte que, por muy atea que haya dicho ser en vida, no se haya preguntado qué hay después, no haya dicho ¿y ya está?. Todos creemos que después habrá algo, con diferentes interpretaciones y matices. Es nuestra esperanza, nuestro instinto de conservación. Lo llevamos en nuestros genes.
La fe es el motor del mundo. Si yo no tuviera fe en conseguir algo, no lo intentaría. Alguno dirá que por probar no se pierde nada. Sí, pero al probar admites tu posibilidad, aunque sea infinitesimal, de lograr ese objetivo. "Crees" que puedes lograrlo, ergo tienes fe.
Y no sólo eso, sino que tener fe implica creer en un poder superior, en un "algo" que no podemos controlar racionalmente, que rige nuestros destinos, que nos eleva en las alas de la victoria o nos hunde en los barrizales del fracaso.
Así que ¿hay algo más?
Estoy seguro de que sí, aunque en mi caso es una cuestión de fe.