Sí, sí, exagerado. Te invito a hacer un experimento. Abre el periódico de hoy, da igual el día que sea, y empieza a contar las horas de programación diaria dedicadas al enriquecimiento intelectual; no, no hablo de un programa sobre física cuántica, me vale un espacio televisivo en el que te enseñen a cocinar, o en el que aprendas algo de cultura, llámalo documental de La 2 o llámalo Redes de La Primera.
Suma las horas de programas de cotilleos como Salsa Rosa, Dolce Vita, Channel nº Cuatro, Aquí Hay Tomate,... con los Reality Shows, léase Gran Hermano, La Isla de los Famosos, Operación Triunfo,... las teletiendas, la sección de dramas del los Informativos (cada vez más amplia),... y ¿qué tenemos? una sociedad aborregada, más preocupada por los líos de Fran Rivera que por la excarcelación de terroristas responsables de la muerte de veinticinco personas, por no hablar de la última infamia televisiva, Cambio Radical, un programa creado a la americana para continuar destrozando la autoestima de la gente, para que cada vez nos queramos parecer menos a nosotros mismos y más a ese canon de belleza que-vete-a-saber-quién ha inventado.
Las clínicas de cirugía estética, las pasarelas de modelos, las revistas de fitness,... ¡hasta las cajas de cereales! todo es una gran operación de marketing que cada año mueve billones de euros, mientras nuestros vecinos por debajo del paralelo 40 mueren de hambre. Lástima que en todas esas operaciones que se hacen anualmente nadie quiera que le mejoren el cerebro, a una gran mayoría le va haciendo falta menos espejo y más educación.
¿Acaso soy el único que ve todo esto?